25 jun 2002

Gn 19:30-38 y 26

Llovía fuego y azufre cuando la mujer de Lot miró hacia la ciudad, mas no le sucedió nada. Fue tiempo después, regresando a la cueva tras acarrear agua, que ve a Lot borracho fornicando con sus dos hijas. No es que se convirtiera en estatua de sal, es que lloró demasiado y el aire —en los días que siguieron a la destrucción de Sodoma y Gomorra— estaba en el seco absoluto.

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