12 ene 2003

El regreso

If in the twilight of memory we should meet once more, we shall speak again together and you shall sing to me a deeper song. ~Gibran Khalil Gibran

Y Aglaia, que sostenía una flor contra su pecho, gritó: —¡Háblanos de la seducción, y de aquellos que caen en sus abismos!

El Profeta volvió sobre sus pasos y respondió: —Pueblo de Orphalis, la seducción es una telaraña que creemos que otro teje para nosotros. Pero, en verdad, se hila con nuestros deseos, los más íntimos y ocultos. Por eso vemos a través de ella al amado enemigo, sin saber que él también nos vigila entre hebras de seda.

—Y esos precipicios, que ansiosos abrimos en nuestras entrañas, son la cruel perdición, a menos que descendamos hasta lo más profundo del alma. Entonces la red que hemos tejido se hermana y complementa con la sima abismal... ¡en ese momento —y sólo por ese momento— somos Dioses que caminan el amanecer de la Tierra!

La multitud comenzó a dispersarse, acaso pensando los unos en los otros. El Elegido terminó de descender la rampa y, sin voltear, hizo una seña a los marineros, quienes disgustados soltaron las amarras y levaron el ancla. Los ojos de Al-Mustafá siguieron hablando para la mujer de ojos verdes: —Y si nuestras manos se encuentran en otro sueño, habremos de construir más torres en el cielo.

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