17 jul 2003

Lágrimas de sangre

Qué tragedia cuando descubrió que no podía reflejarse en los espejos. Después se enteró de que, además, era invisible a los ojos de los humanos.

Hoy supo la verdad: —Los vampiros no existen —dijo su madre.

Ambas se acurrucaron en el viejo campanario y estuvieron llorando toda la noche.

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