14 ene 2004

Mar y tierra

Asomadas a la dársena, las sirenas ven a las rameras abrirse para los estibadores y fingir gemidos ante sus acometidas. Morbosas tuercen la boca y cierran asustadas los ojos, después esperan atentas a que las mujeres salgan contoneándose sobre sus zapatos de tacón. ¡Aquello es en un vomitadero!

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