13 jun 2004

Fumando en las estrellas


Toma dos puros del humidor y le ofrece uno a la alférez Mussié. Ambos comentan las excelentes propiedades higroscópicas de esta marca y el delicado aroma que la caracteriza. La coloración y la torcida, también perfectas.

Se turnan la lujosa guillotina de oro al nitruro de carbón para ejecutar cortes impecables, como si los hicieran en mantequilla. El teniente Bristow ofrece a su compañera el encendedor Zippo —recuerdo de la Academia Intergaláctica— y enciende los dos cigarros.

Dan un par de chupadas y escupen de manera estrepitosa, enseguida arrojan el resto al bote de basura. La alférez se disculpa y entra al baño. Su anfitrión se queda pensando en la yerba ik, lo único que se puede encontrar para fumar en este pinche planeta.

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