2 jul 2004

Alternativa

Aún es de madrugada, se detiene ante la puerta y la golpea con el aldabón. Espera sólo un instante y escapa casi corriendo, sin voltear a ver si alguien ha respondido.

El día transcurre entre el tedio y el insoportable sufrimiento cotidianos. Al anochecer se sumerge impotente y asustado en las dolorosas horas de insomnio. Mañana tal vez no huya y aguarde valientemente a que le abran la Casa de la Muerte.

Pasa la duermevela añorando una época que no conoció sino a través de los abuelos. Todo era más sencillo cuando vivir para siempre no era una opción.

No hay comentarios.: