8 dic 2008

¡Pasen a ver al oso...!

—¡Pasen a ver al oso...! ¡Pasen a ver al oso...! —retumba una voz impostada a la perfección aunque con un dejo de monotonía.

La gente, chicos y grandes, boquiabiertos, de a montón y arrempuja-que-te-arrempuja y, apenas conteniendo el miedo, avientan sus mejores monedas a la tarima, donde el animal existe atado a una frágil cadena.

Es un animal enorme, negro, de la más fiera de las apariencias y una dicción impecable con la que prosigue:

—¡Pasen a ver al oso...! ¡Pasen a ver al oso...!

10 nov 2008

La Ciudad

La Ciudad está completa: pulcra y bien organizada ya no se construye en ella, se cerraron las ladrilleras y las fábricas de cemento, se hizo acopio de sólo los materiales necesarios para el mantenimiento y aun éstos se clasificaron con exactitud para economizar al máximo. Se hicieron las paces y ahora los enemigos más tenaces se piden perdón y colaboran unos con otros. El sexo, el poder y la riqueza ya no son prioritarios; tampoco importa ya el futbol. Al amanecer, los pocos que tienen que salir a la calle lo hacen a pie y los automóviles y el transporte público se utilizan para lo más indispensable. Las enredaderas tapizan los muros y las manchas de garzas se elevan desde los muy abundantes estanques. La Soberbia, la Ira y la Envidia se alejan en el horizonte. La Pereza, la Lujuria y la Gula se ejercen de forma moderada y se reparten a partes iguales entre todos, nadie entiende más la Codicia. Se han abierto las rejas de las cárceles y no se escupe en la vía pública.

Mañana comienza la deconstrucción.

8 nov 2008

Si ella me faltara alguna vez


"Si ella no inundara esta ciudad
"Todo cambiaría de color
"Gozaría de otra claridad

"...Si no inundara esta ciudad" ¬ Pablo Milanés

La perdí en la Ciudad. Desde entonces la veo en cada escaparate, en cada acera, en cada fachada... Escucho su voz en el tránsito de la tarde temprana, en el rumor de los niños que llegan a la escuela, en el rielar del sistema de transporte colectivo... Su aroma se dispersa a mi alrededor cuando salgo de casa y me espera al anochecer cuendo regreso en derrota tras un día más sin ella.

Hoy he decidido no recordarla más y he volteado al Cielo luego de treinta años de vivir sin Dios... El cielo azul sólo me ha devuelto el relámpago de su mirada.


Se la dedico a Susana, que anoche fue a un concierto de Pablo...

8 oct 2008

Instantánea

Dios se colocó junto a la mujer recién sacada de la costilla de Adán y le ordenó a Gabriel: —Tómanos una foto.

—Señor —se atrevió a decir el arcángel—, la cámara no se inventará sino hasta mil ochocien...

—¡Me vale madres! —interrumpió Yahvé— ¡quiero inmortalizar el momento!

1 oct 2008

Se busca


—¿La conoce señora...?, ¿la ha visto?, ¡por favor, mírela bien! —La voz, tan teñida de decrepitud y desesperanza, no deja de sorprender al visitante casual del Tianguis de San Felipe. Los asiduos incluso se alejan, quizá del olor a putrescina y orines, acaso de tanta tristeza que carga el anciano.

—¿Es su hija? —pregunta un quídam— ¿su nieta, tal vez?

—Es..., es su madre —contesta otro —lo perdió en la Cristiada, sólo le dejó el retrato...

—No, no... —interrumpe la señora del puesto de memelas —aquella foto la perdió en los sesentas, ésta la encontró después, en la basura.

14 sep 2008

Muñecas

"Well, there are three things men can do with women: love them, suffer for them, or turn them into literature." ¬ Stephen Stills

Hay una cuarta, yo las diseco —con mucho cuidado— y con la maestría que me es característica, las plastifico, y quedan listas para ser utilizadas en mis fantasías cotidianas.

5 sep 2008

Maese Mecánico

Desde el descansillo, maese Mecánico las observa con ternura... Ve a la stilson coqueteándole a la perica, a la terraja destapando la botella de tequila, y a los calibradores organizándose para jugar un partido de tuerca rápida contra los desarmadores.

De puntillas se dirige a la cama, desconecta el switch, se programa para restartearse muy temprano y se dispone a contar ovejas eléctricas.

1 sep 2008

Coito

El corazón de Miguel dio un brinco. Su pene perdió la turgencia y un sudor frío y espeso comenzó a escurrirle. Saltó de la cama presa de una mezcla de angustia y terror.  —¡No puedo más, es demasiado! — gritó—, tengo que dejar de masturbarme así! —Y siguió escuchando el clamor de la mujer imaginaria.

26 ago 2008

El Cótiti-cótiti

Le decíamos el Cótiti-cótiti desde que una vez, en un Jamboree Nacional, en una caza de fantasmas, nos encontramos junto a un dirigente en un catafalco, maquillado a la perfección como un muerto de varios días, con los árboles alrededor decorados con telarañas y bichos de cartón-piedra, y todo el paraje en ambiente gracias a las cubetadas de hielo seco...

Les contaba que este muchacho, de doce o trece años, de figura algo menos que menuda, pusilánime y frágil en extremo, sacó inusitado valor —hizo de tripas corazón— y fue el único de la patrulla que se atrevió a tocar el supuesto cadáver. Apenas le rozó la mejilla, pero ninguno de nosotros había dado siquiera un paso adelante, así que su acto fue heroico.

Pues bien, el apodo lo obtuvo porque en el momento crucial, para darse ánimos, le espeto al difunto, con su vocecilla titubeante y los dedos temblorosos, el famoso —¡Cótiti-cótiti!

Con el tiempo, se consiguió otros amigos que lo respetaran más —no sólo en presencia de la muerte—, dio el estirón, terminó su carrera y fue el más exitoso de aquella tropa del Cincuenta-y-seis-Grupo-¡Siempre-Listos!

Hoy no he podido resistir la tentación. Lo vi ahí tendido, tranquilito y con la plasta ésa que te ponen en la funeraria para que no te veas tan jodido, era de madrugada como aquella vez en el campamento, y no había nadie cerca. Con mis dedos estremeciéndose y mi voz ajada y seseante, le rocé apenas la mejilla y murmuré: ¡Cótiti-cótiti!

20 ago 2008

El cordón de plata

En el cordón de plata se encuentran, se besan, se escapan y complacen su más íntimos deseares. En el cordón de plata los sorprende el esposo de ella, que se despierta criminal y la asesina a machetazos. Ella se desprende de su cuerpo y le pide a él, el amado, que deje también su cascarón material y se quede para siempre con ella... Él la arroja de sí, aterrorizado, y se da un pellizco tras otro, hasta que se espabila, justo a tiempo para salir corriendo del marido, que ha estrellado el automóvil contra la cochera y lo persigue con el machete ensangrentado.

15 ago 2008

Mt 1:20-22 [Versículos]


20«He aquí que el Ángel del Señor se le apareció a José en un sueño. 21He aquí también que José, en el mismo sueño, volteó a ver a su esposa quien dormía a su lado. 22“¡Pinche María tan piruja! ¿Con quién andarás soñando?”»

Versículos

20«He aquí que el Ángel del Señor se le apareció a José en un sueño. 21He
aquí también que José, en el mismo sueño, volteó a ver a su esposa quien
dormía a su lado. 22"¡Pinche María tan piruja! ¿Con quién andarás soñando?"

2 ago 2008

Eutanasia

Hace milenios que los monjes de Tasimeruchi cumplían a cabalidad su triple misión: sahumar la nave mayor de la logia, mantener brotante la fuente del agua de oración y entonar la melodía perpetua con la cadencia y el timbre exactos. Hace milenios que la orden velaba el sueño de Dios, que no despertara y siguiera siempre soñando su creación.

* * *

Un joven novicio llegó jadeando a la oficina de la archichantresa, alarmado porque los signos vitales del Ser Supremo anunciaron la inminencia de su despertar. Las inyecciones y descargas eléctricas no estaban funcionando y se temía lo peor.

Cuando el directorio estuvo reunido a la vera del soñador, se decidó utilizar el recurso extremo: soñaron la muerte de Dios.

Ahora el Universo sería uno lóbrego, tétrico y sin esperanza pero..., ¡un universo al fin!

2 jun 2008

Cuento marino

Este buen marinero tenía una pata de palo, un sombrero hecho pedazos y un barco que hacía agua por un agujero a estribor.

Este barco excelente tenía las velas muy rotas, las cuerdas llenas de nudos y el casco todo forrado de escaramujo. Pero el barco estaba muy contento porque colgaba de él, a babor, un bonito bote de remos, en el que el marinero se trasladaba a la costa, y el barco lo veía ir y venir muy contento, como un papá que ve como juega su hijo pequeño.

A veces, en alguna roca cercana, aparecía una sirena que cepillaba sus cabellos.

28 may 2008

Insómnica

No, si dormir sí puedo. Nomás que ya no me gusta..., o se me olvida o algo así. Hay ocasiones cuando estoy en la cama o en mi sofá y siento como que acabo de despertar, pero no, por un momento caí en la ilusión de haber dormido y estar despertando, sólo estaba distraída, con la mente en ningún lado y la inveterada costumbre de despertar, que no sé si termine perdiéndola por completo...

¡¡Ya me pasó otra vez!! ¿Ven lo que digo? Como si de pronto me diera cuenta de que sí, de que yo escribí estas líneas y no aparecieron solas, en mis manos, después del —vilipendiado por mí— tan reparador sueño, sueño que hace ya más de un año que no echo de menos.

14 may 2008

Travesuras

La casa de mis padres siempre tuvo una enredadera, una hiedra enorme que abarcaba todo el enrejado. Era común, años después y según ibamos creciendo, encontrar olvidados juguetes: pelotas, empuñaduras de espadas míticas, barbies encueradas y cabezas de peluche. También fue allí donde encontramos a Pérez, Pérez era la tortuga que compramos bien chiquita y que en quince años creció hasta casi treinta centímetros..., todavía anda por ahí.

Hace unas semanas murió mi madre y yo me voy a quedar a vivir en la casa, mi hija se ha casado y tuve que quitar la enredadera, la reja se había oxidado toda y estaba a punto de caerse. He querido hacer una renovación total, cambiar el "look"..., algo fresco.

Nos gustaba que Betito viniera a jugar con nosotros, le hacíamos muchas maldades y siempre nos estabábamos burlando de él. Recuerdo cómo aquella vez nos desternillábamos de la risa viendo, desde la ventana de nuestro cuarto, a su mamá que lloraba desesperada mientras preguntaba por su bebé. Es que fue muy chistoso cuando lo metimos entre las ramas y las hojas y no podía salir. Hoy en la mañana los albañiles encontraron su esqueleto, aún retorcido y con un rictus de terror.

13 may 2008

Una fiesta infantil

La piñata cayó hecha añicos luego del ramalazo de aquella niña rolliza. Todos se arrojaron al ver que se desparramaba el contenido: fruta madura, fruta verde..., semillas. De pronto, las raíces que crecían de forma acelerada comenzaron a atrapar cuanto piecesito se les cruzaba, mientras que un tronco golpeaba a una mamá abusiva que a pesar de su minifalda peleaba por llenar un cucurucho donde recolectaba para su hijo-medio-pendejo. La tierra se sumió y devoró la mesa con los tacos, la de los regalos, las sillas y al show de los payasos. Los invitados huyeron despavoridos pero fueron atrapados a pocas calles de distancia, algunos de ellos arriba de sus automóviles. Desapareció el barrio entero y luego la ciudad. La enorme zanja en donde los dos océanos formaron sendas cataratas de miles de kilómetros se extendió por el Continente. Pocos días después, desde el espacio exterior, se podría haber observado como el magma y el lodo se hundían y eran regurgitados en cientos de vórtices y corrientes de convección.

19 feb 2008

Lábiles caníbales

Géricault quiso añadir luz aquí y allá, raspar un poco de este lado, aplicar más veladura. No se pudo. Los náufragos de la Medusa se quedaron así, quietecitos. Juegan a que al primero que se mueva, se lo comen.

17 feb 2008

Manantial


En la página treinta y cuatro, el autor describe este cuerpo perfecto que asoma tras el baby doll, luego me desnuda. Con los dedos de una mano juega con esa casi inexistente tanga, con los de la otra rasga el brassier... Me deja puestas las medias y los zapatos y me deposita sobre el lecho —hace ya un rato que gimoteo—, amarra mis manos a la cabecera y con las suyas me separa los muslos y forma un arco perpendicular al pene enhiesto que escoltan mis dos pantorrillas... Cuando mi espalda se ha desviado cuarenta y cinco grados de la vertical, empiezo a botar contra su cuerpo y a ulular de placer...

De la página cuarenta a la doscientos cincuenta y seis no hay una sola gota de tinta: La metáfora es evidente.

15 feb 2008

No fumar

Ya se fue el último de los empleados, es cosa nomás de esperar a que se duerma el guardia... 

Por fin —desesperado, con los nervios de punta y en pleno paroxismo del síndrome de abstinencia—, hizo a un lado la banda roja y el humo pintado, se colocó perpendicular a su letrero y empezó a dar bocanadas como loco.

—¡Ahhh! —exclamó aliviado, apoltronándose sobre las letras— ¡Tengo que buscar otro trabajo!

8 feb 2008

Trío


El retrato de la Señora —atónito e impotente— mira a su esposo refocilarse con las ternuras de la sirvientita. No han pasado ni seis horas del funeral. Ahora entiende...

7 feb 2008

Destino manifiesto


Dentro de la cabeza de un Kipling que batalla ante la página en blanco, Mowgli se aferra desesperado a un manojo de neuronas. ¡Sólo quiere una infancia normal!

6 feb 2008

El Evangelio, según


—¡Pinches judíos tan pendejos! ¡Romanos hijos de su puta madre! ¡Ahora sí que no me crucifican! —exclamó el pequeñísimo Jesús recién concebido en el vientre de María—, ¡bola de cabrones!, ¿no que no resucitaba?

5 feb 2008

Senescienta


Se sienta en la misma banca del parterre y cierra los ojos, sólo el repasar de sus dedos los harapos, sacudiendo ceniza, delata tanta inquietud —el sereno disuelve la música que sopla desde Palacio.

Escucha el rozar de las alas las hojas y las ramas, aspira aquellas mágicas fragancias. ¡No!, no es su hada madrina, ¿por qué no llega?, ¿qué la ha demorado todos estos años...? Estruja el pergamino de sus manos, expele, tose: —¡así no!, ¡así no va el Cuento!

3 feb 2008

Ocaso


Caperucita Roja sabe que sigue en el mismo cuento de siempre. Paciente, se acuesta a esperar al Lobo Feroz... Caperucita, la otra, la inocente, se despide de su madre en el extremo del bosque, contoneándose al ritmo de un amanecer de trinares y olor a panecillos.

31 ene 2008

Caperucita encadenada


—¡Mmmh! —se relamió el animal —esta vieja devino un excelente puchero, no voy a dejar ni los huesos.

—¡Ghrar, ghrar! —gemía Caperucita, tratándose de zafar la mordaza, consiguiendo tan sólo que se le desacomodaran el brassiere y la minifalda.

—¡Ah!, y para los postres —salivó el Lobo mirando a la suculenta niña aherrojada al muro—, para los postres..., los deliciosos panecillos... Y luego, querida, te suelto los grilletes y te voy a co-ger y co-ger y co-ger... !¡AUUUUÚ!!