10 nov 2008

La Ciudad

La Ciudad está completa: pulcra y bien organizada ya no se construye en ella, se cerraron las ladrilleras y las fábricas de cemento, se hizo acopio de sólo los materiales necesarios para el mantenimiento y aun éstos se clasificaron con exactitud para economizar al máximo. Se hicieron las paces y ahora los enemigos más tenaces se piden perdón y colaboran unos con otros. El sexo, el poder y la riqueza ya no son prioritarios; tampoco importa ya el futbol. Al amanecer, los pocos que tienen que salir a la calle lo hacen a pie y los automóviles y el transporte público se utilizan para lo más indispensable. Las enredaderas tapizan los muros y las manchas de garzas se elevan desde los muy abundantes estanques. La Soberbia, la Ira y la Envidia se alejan en el horizonte. La Pereza, la Lujuria y la Gula se ejercen de forma moderada y se reparten a partes iguales entre todos, nadie entiende más la Codicia. Se han abierto las rejas de las cárceles y no se escupe en la vía pública.

Mañana comienza la deconstrucción.

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