Vi
cómo del cuello brotaba la sangre caliente, y sentí cómo las uñas se
clavaban en mi carne mientras su aliento se extinguía entre los
estertores de la muerte. Pero no pude succionar, mis lametazos fueron
infructuosos.
Dicen que ya hay cura para la impotencia... ¡No sé!
Dicen que ya hay cura para la impotencia... ¡No sé!
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