4 jul 2009

Vigores

Vi cómo del cuello brotaba la sangre caliente, y sentí cómo las uñas se clavaban en mi carne mientras su aliento se extinguía entre los estertores de la muerte. Pero no pude succionar, mis lametazos fueron infructuosos.

Dicen que ya hay cura para la impotencia... ¡No sé!

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