4 ago 2011
Secuestro de amor
Lo convirtió en dragón y le puso en el hocico un bozal de adamantium —para no escupir lumbre—, una plomada de platino en la cola —para no dar coletazos— y un par de zafiros en los ojos —para ver todo. Lo encadenó a la pata de la cama y lo hizo invisible —para que ninguno de sus amantes fuera a traspasar los añicos de corazón esparcidos entre las escamas.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario