23 abr 2012

Tiempos modernos


Tiro su iPad al suelo —tenía ahí setecientos e-books— y lo pisoteó hasta que quedó hecho añicos; agarró su Amazon Kindle y lo estrelló contra la pared; luego la emprendió a machetazos contra la lapitopi y defenestró su PC.

Entró a su biblioteca y respiró aliviado, quince mil libros lo contemplaban. Con afecto, empezó a recorrer los estantes, apenas tocando los lomos con la yema de los dedos. Nunca supo del terremoto, quedó sepultado bajo treinta toneladas de escombros, finas maderas y papel de primera.

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