Lo pone sobre la mesa, le da cuerda, apaga la luz y se aleja unos pasos a ver las lucecitas, el rítmico menearse del robot, y los fantásticos sonidos de su niñez.
No puede contener un aplauso, ni las lágrimas.
Microrelatos, minificciones, hiperbreves, textículos, ficciones súbitas —o repentinas—, minis ú como quieran vuestras mercedes nombrarles.
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