14 oct 2013

Balance

Con dificultad se levantó de la silla de ruedas y comenzó a balbucear cariños a los dos bebes junto al abuelo de la banca en el parque, la madre estaba a unos metros, comprando un refresco.

A la más pequeña le clavó en el cuello el estilete que traía disimulado, y antes de que alguien pudiera reaccionar, ahorcó al otro con todas sus fuerzas, que ya eran muy pocas.

Hacía treinta años que no deseaba sino vengarse de este hombre que se había quedado con el amor de su vida, hoy, con nada por lo que seguir viviendo, lo había conseguido.

Los dos ancianos quedaron viéndose las caras: uno con el rostro ajado de terror y sorpresa, el otro con esa sonrisa beatífica en el rostro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ufff y recontra ufff... te sacaré vuelta... terrible